lunes, 1 de agosto de 2011

Depapepe


Anoche dirigía una orquesta…
Hoy sólo miro en la pantalla
los guitarristas que juegan con sus manos
sobre las cuerdas de un barroco redimido
que se mezcla con el pasto, el firmamento y el rock

Al fondo
un órgano de fauces milenarias
acompaña el cuadro de nuestras notas impares,
notas de perfecciones silenciosas
que se mezclan con las voces de dos mujeres
que piensan su amistad a la distancia
y un hombre venido de oriente que une sus rastros
en este paso por una música lejana

Los momentos son muchos y confluyen
como los continentes y los océanos que presagian estas notas

Es un escenario en U perpetua el mundo
Todos estamos de pie ante su mirada
y el escenario no es más que el centro del ombligo que rebota
en las paredes de balcones que miden
nuestros alcances desde alturas diferentes,
distancias disparejas,
sillas vacías y bidones que derraman sus pasiones

El sol se derrama en las montañas
repitiéndose una y otra vez en sus ciclos
con la perfección de un canon
Y las cuerdas tejen arcos con los brazos del director de orquesta
que ayer fui y hoy se pierde en la mariposa que se posa
en el cuerpo perfecto de la guitarra en la grama,
en la figura del guitarrista que me ofrece la pantalla
con sus medias a traspié y su camisa a rayas